«La felicidad de la mujer» – es un concepto individual
El ritmo agitado de la vida moderna, la sobrecarga permanente, el medio ambiente cada vez peor, la dieta desequilibrada y la responsabilidad que cada vez más pesa sobre los hombros frágiles de la mujer – todo eso es muy perjudicial para la salud. Las estadísticas médicas enfocadas a la aparición aumentada de enfermedades son espantosas, en general. Es que prácticamente ¡no existe una mujer sana! Según las estadísticas, el primer lugar en la lista de enfermedades de los órganos sexuales, sin considerar la edad (empezando por el periodo de estabilización del ciclo menstrual y terminando con la menopausia), lo ocupan las enfermedades tumorales, los tumores benignos:
- en muchachas adolescentes antes de estabilizar el ciclo menstrual (de 10 a 20 años) – neoplasias quísticas en ovarios, en mama, trastornos del cuello del útero: quísticos, polipoides;
- en mujeres de edad reproductiva, aumenta la frecuencia de aparición de tumores benignos hasta un 50 % – más a menudo se trata de tumores mamarios, pólipos cervicales, trastornos quísticos en el útero, ovarios, endometriosis; empiezan a aparecer casos de cáncer (tumor maligno).
¡Desde 1980 el número de enfermedades tumorales ha incrementado hasta 5 veces!
En el segundo lugar de la escala de enfermedades de los órganos sexuales femeninos lo ocupa la dismenorrea (trastornos del ciclo menstrual) y trastornos reproductivos.
En la actualidad, los ginecólogos pediátricos alertan porque prácticamente cada muchacha (se habla de hasta 100 % de los casos) tiene proceso anormal de creación del ciclo menstrual: o se trata de aparición temprana, ya a los 8-9 años, o por el contrario, su ausencia no aparece ni aún a los 16-17 años; un periodo demasiado largo de estabilización del ciclo – de 1 a 2 años.
Es acompañado con algomenorrea – menstruación dolorosa, cuyos síntomas típicos son espasmos o dolor continuo de la parte inferior del abdomen, en la zona lumbar y la región sacra hasta los muslos, seguido de problemas de salud, en general. En caso de 10 % de estas mujeres, el dolor es tan intenso que afecta notablemente su estado general y su capacidad laboral.
Otro problema femenino – es el síndrome premenstrual (SPM), que incluye la tensión y problemas premenstruales. Se trata de un conjunto patológico de síntomas que aparecen como trastornos neuropsíquicos, vegetativos, vasculares y endocrinos en la segunda fase del ciclo menstrual. Este estado lo sufre con regularidad un 85 % de las mujeres. Pero solamente el 5-10 % de ellas sufren síntomas muy intensos, acompañados de cambios radicales en su comportamiento. Para algunas, el SPM significa un verdadero problema que les destruye la vida normal.
Por ejemplo, se ha averiguado que el 27 % de las mujeres condenadas por delitos criminales cometieron crímenes en el periodo premenstrual. En el 29 % de las mujeres, el síndrome empeora las enfermedades crónicas, conllevando el ingreso en un hospital. Durante los días 25-28 del ciclo, ocurre el 26 % de todos los accidentes de tráfico causados por mujeres. Las alumnas y las estudiantes reciben peores notas en este periodo y son más agresivas, provocan más conflictos en su entorno.
En el tercer lugar de la escala de las enfermedades de los órganos sexuales femeninos encontraremos los procesos inflamatorios: del útero (endometriosis), de las trompas de Falopio y ovarios (adnexitis), de la vagina (colpitis). Suelen ser relacionados con la flora microbial – se trata de infecciones genitales causadas por protozoos (Trichomonas, Chlamydia, Ureaplasma, infecciones por gonococo).
El cuarto lugar lo puede ocupar el climaterio patológico.
A propósito, la falta de síntomas notables es típica en la mayoría de todas las enfermedades mencionadas. El prurito ligero, picor, flujo o mal olor no suelen preocupar, pudiendo pasar la enfermedad a su forma crónica. Lo que pasa es que cada proceso crónico significa un grave peligro cuya consecuencia son la infertilidad, el embarazo extrauterino, los dolores pélvicos que suelen causar la discapacidad femenina.
El cuarto lugar lo puede ocupar el climaterio patológico.
A propósito, la falta de síntomas notables es típica en la mayoría de todas las enfermedades mencionadas. El prurito ligero, picor, flujo o mal olor no suelen preocupar, pudiendo pasar la enfermedad a su forma crónica. Lo que pasa es que cada proceso crónico significa un grave peligro cuya consecuencia son la infertilidad, el embarazo extrauterino, los dolores pélvicos que suelen causar la discapacidad femenina.
¿Cómo reconocer el peligro?
Cada año, por causa de enfermedades descuidadas o mal diagnosticadas, se interrumpen miles de embarazos deseados. El número de complicaciones durante el embarazo, parto y posparto se ha triplicado en los últimos 20 años.
¡Una madre enferma no da a luz niños sanos!
Sin embargo, poca gente se da cuenta de que la causa de tal catástrofe son a menudo los problemas de la salud insignificantes a primera vista…
La causa principal de muchas enfermedades femeninas es la alteración de la microflora vaginal, cuyo significado es tan importante que los médicos lo denominan sistema microecológico que brinda protección a todos los órganos del aparato reproductor femenino.
La microflora normal está compuesta en un 90% por lactobacilos, que producen, ácido láctico. El pH vaginal normal es ácido (pH 3,3). El ambiente ácido, que impide la penetración de algunos patógenos e inhibe la mayoría de las bacterias más peligrosas, es garantizado por el alto contenido de lactobacilos. Si por cualquier motivo (p.ej., por tomar antibióticos fuertes durante mucho tiempo) el número de lactobacilos disminuye, en su lugar aparecen microorganismos que causan vaginosis bacteriana, candidiasis o exacerbación de las infecciones genitales.
La microflora vaginal puede ser alterada también por inmunidad debilitada que abre la puerta a las infecciones y puede llevar al desarrollo de procesos inflamatorios e incluso al cáncer cervical. ¿De qué «señales de alerta» de nuestro cuerpo deberíamos darnos cuenta para evitar los problemas de la salud?
Sobre todo se trata de los síntomas siguientes:
- prurito vaginal, picor, flujo o mal olor;
- menstruación irregular, larga, dolorosa;
- aparición de brillo o acné facial;
- aparición de «vegetación» excesiva;
- incremento rápido del peso de 8 a 10 kg;
- dolor en el bajo vientre.
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